Internet, el sexto 'país' más contaminante del mundo

Según los datos de la compañía analítica Cumulus Media, cada sesenta segundos se envían en el mundo 38 millones de mensajes de WhatsApp, se visualizan 266.000 horas de Netflix, 4.3 millones de vídeos en YouTube y se realizan 3.7 millones de búsquedas en Google.

En 2020, según el informe Big Data 2015 de la OBS Business School, más de 30 mil millones de dispositivos y cerca de 4.100 millones de usuarios estarán conectados a Internet.

Los dispositivos interconectados, conocidos también como el Internet de las Cosas (IoT), evitan la utilización de multitud de recursos y materias primas, por ejemplo datos que almacenamos en la nube, lo que requiere una cantidad inmensa de energía. Según Conciencia Eco, los centros de datos, las redes de comunicación y los dispositivos de los usuarios son uno de los puntos más investigados por los gigantes tecnológicos debido a la gran demanda de energía que requieren para su funcionamiento. Este tráfico digital corresponde al 7% de la electricidad mundial, el cual genera un 2% de las emisiones globales de CO2, según dicen los expertos de Greenpeace.

Debido al mayor acceso de la población mundial a las nuevas tecnologías, los centros de datos son cada vez más grandes. La consultora McKensey, calcula que en 2020 la cifra de emisiones de CO2 crecerá exponencialmente, donde el mercado de las tecnologías generará un 3% de las emisiones de CO2 mundial.

 

¿Qué contamino yo digitalmente?

Hoy en día, los buscadores nos permiten acceder a millones de datos e información en cualquier momento. Ya no hace falta salir de casa para tener una reunión o leer un artículo publicado en la otra punta del mundo. Los avances tecnológicos ha aportado beneficios más que evidentes, pero también esconden una huella ambiental difícil de rastrear y calcular.

Cada búsqueda que hacemos en Internet libera 0.2 gramos de CO2, lo que según el propio Google, las emisiones de mil búsquedas serían lo equivalente a la conducción de un coche durante un kilómetro.

Por otro lado, el gran demandante de datos es el streaming de vídeos. En el 2015, representaba el 63% del tráfico global de Internet, y según Cliking Clean se prevé que llegue al 80% en el 2020.

Intentar adquirir buenos hábitos y gestos cotidianos referentes al gasto energético puede marcar una gran diferencia en su consumo. Un estudio francés afirma que el 43% de las personas nunca apagan su televisión o el router. A nivel global, son detalles que pueden marcar una gran diferencia, añadiendo acciones como: apagar los interruptores, no dejar la TV, impresora, consolas o ordenadores en stand by, cerrar las pestañas y ventanas que no utilices, vaciar la bandeja de entrada de tu email o reciclar los objetos tecnológicos que tenemos en casa pero ya no tienen uso, etc. Si todos intentáramos cambiar nuestros hábitos con estos pequeños gestos, se generaría un gran cambio en la huella digital.

 

Los datos y su política energética

Joana Moll, una investigadora digital, inició un proyecto en 2015 llamado CO2GLE, el cual medía a tiempo real cuántos kilos de CO2 emite Internet al navegar por la web. Según sus estudios, se emitían alrededor de 500kg por segundo.

Las llamadas compañías GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) son las más potentes en el mundo del internet y, a su vez, las más implicadas en conseguir una reducción de su consumo y ahorrar costes, a la vez que hacen una buena campaña de greenwashing.

Estas compañías son conscientes de la huella que podrían llegar a dejar, y por eso mismo, han sido de las primeras en asociarse a proyectos de compensación de carbono o construir sus centros en zonas donde las temperaturas climáticas son bajas para refrigerar sus sistemas de forma natural o en puntos geográficos clave para utilizar la energía solar o eòlica.

Facebook, Apple y google, los líderes de las plataformas digitales, se han comprometido al 100% con el uso de las energías renovables y actualmente ya se les han sumado más de 20 compañías de Internet.

 

La sostenibilidad en las compras online

Aproximadamente 19.4 millones de españoles de entre 16 y 65 años afirman que compran online, según el Estudio Anual de eCommerce de 2018. En este estudio también se refleja que compramos online 3 veces al día de media con un gasto superior a 70€.

Los dispositivos móviles son nuestro escaparate a todas las tiendas del mundo, y esta facilidad de poder comprar con tan solo un click todo eso que queremos deriva a la necesidad de que el producto sea transportado de alguna manera. Las redes de transporte que hacen que el envío llegue a su destino son un monstruo para el medio ambiente.

En consecuencia, cada vez más empresas quieren ofrecer un transporte alternativo y ecológico para la última parte del trayecto entre las calles de las ciudades para llegar al destino final. Por ejemplo, Correos ha llevado a cabo un proyecto llamado MARES, "Medios Alternativos de Reparto Ecológico y Sostenible", una iniciativa que usa como transporte final bicicletas eléctricas, vehículos eléctricos o vehículos a gas.

Otra idea que aún sobrevuela las mesas de debates de las empresas es que los consumidores, a la hora de comprar, distingamos entre pedidos urgentes y no urgentes, con el fin de agrupar las entregas a un mismo domicilio o zona, y así dar un respiro a la contaminación provocada por el transporte.

 

El camino al green data

Según Greenpeace, ante la falta de políticas restrictivas y falta de transparencia de muchas empresas en relación a su demanda de energía "se necesita un enfoque mucho mayor en la defensa de las renovables para superar el poder político arraigado de las empresas eléctricas y crear el camino para la rápida adopción de las energías renovables".

Kolos, es un claro ejemplo de un innovador "centro de datos verde" el cual se ubicará en 600.000 metros cuadrados noruegos. Será el primer centro del mundo abastecido 100% con energías renovables. Sus creadores esperan que sea un gran impacto positivo en la comunidad digital y que genere más acciones en esta línea.

La Comisión europea asegura que "más de un tercio del gasto de luz de los centros de datos se produce tan sólo en los procesos establecidos para lograr la refrigeración del equipamiento y mantener en una temperatura óptima a los servidores de datos".

Que el mundo de Internet esté alimentado por energías renovables no es un proceso fácil que vaya a suceder de la noche a la mañana, pero el compromiso en auge es un paso importante que Greenpeace ve muy positivo: "Si los centros de datos y las demás infraestructuras digitales se alimentan al 100% con energías renovables, nuestra creciente dependencia de Internet puede incluso acelerar nuestra transición hacia una economía renovada".